He vuelto a viajar por mis recuerdos. Con las manos, los aromas, los sentidos.
He vuelto a escuchar todas mis historias y a observar cada foto que grabé en mis retinas. He vuelto a sentir las cosquillas de aquellas ramitas que bailaron con el viento, en un verano que sigue vivo en mi memoria.
He vuelto a reabrir mis cuadernos, a transitar por mapas antiguos y a pasar de nuevo por cada paso
que he dibujado en el camino. He vuelto a hablar con mi niña interior e, incluso, he vuelto a volar con las alas de las mariposas del primer amor.
He vuelto a bailar con la inocencia, a sentir el aroma del papel de aquel libro que me marcó. He vuelto a leer la frase que una mujer lanzó al Universo, con la que supe que “imposible” es sólo la antesala de “increíble”.
He deshecho una maleta repleta de emociones para volver a mi hogar, para bailar de puntillas entre las estrellas y contarle al mundo quién soy.
He vuelto a esa brisa mediterránea que me hace flotar, al murmullo de las sobremesas, al sabor a naranja y miel y a aquel faro que brilla en cada instante de oscuridad.
He vuelto, porque lo mejor de
los recuerdos es crearlos. Porque
lo mejor de la vida es vivirla. Y porque lo mejor del pasado es que nos convierte en quienes somos hoy.
He vuelto coleccionando momentos que me hacen sentir viva.
He vuelto a viajar por mis recuerdos. Con las manos, los aromas, los sentidos.
He vuelto a escuchar todas mis historias y a observar cada foto que grabé en mis retinas.
He vuelto a sentir las cosquillas de aquellas ramitas
que bailaron con el viento, en un verano que sigue vivo en mi memoria.
He vuelto a reabrir mis cuadernos, a transitar por mapas antiguos y a pasar de nuevo por cada paso
que he dibujado en el camino. He vuelto a hablar con mi niña interior e, incluso, he vuelto a volar con las alas de las mariposas del primer amor.
He vuelto a bailar con la inocencia,
a sentir el aroma del papel de aquel libro que me marcó.
He vuelto a leer la frase que una mujer
lanzó al Universo, con la que supe que “imposible”
es sólo la antesala de “increíble”.
He deshecho una maleta repleta de emociones para volver a mi hogar, para bailar de puntillas entre las estrellas y contarle al mundo quién soy.
He vuelto a esa brisa mediterránea que me hace flotar, al murmullo de las sobremesas, al sabor a naranja y miel y a aquel faro
que brilla en cada instante de oscuridad.
He vuelto, porque lo mejor de los recuerdos es crearlos. Porque lo mejor de la vida es vivirla. Y porque lo mejor del pasado es que nos convierte en quienes somos hoy.
He vuelto coleccionando momentos que me hacen sentir viva.